Consulta aquí la entrevista con Salvador Calvo, director de «Maras»

Consulta aquí el encuentro online con los miembros del cortometraje

En una sociedad como la actual en la que vivimos parece que los problemas en el mundo acaban cuando se apaga la televisión, cuando cambiamos de canal o cuando el programa que estamos viendo pasa a tratar un tema diferente. No es algo que nos afecte, algo que veamos día a día más allá de nuestra ciudad, calle o vivienda. En medio de esta indiferencia general y, en consecuencia, política, al no verse como un tema prioritario, la denuncia de unas cifras mortales propias y mayores a las de muchas guerras golpea en la conciencia colectiva cuando uno ve el nuevo cortometraje de Salvador Calvo: Maras

Fotograma Maras

Fotograma Maras

A través de las desventuras del joven protagonista, vemos la odisea injusta a la que se ve obligado el personaje al que interpreta con temor e incertidumbre Cristian Paredes para tratar de escapar, en este caso de El Salvador, con rumbo a España, donde espera que las maras de su país, las conocidas pandillas juveniles de delincuencia, no puedan obligarle a formar parte de ellas. Una situación idéntica a la de miles de personas en Centroamérica que tratan de dejar atrás estas injusticias con mayor o menor éxito. Esta dicotomía es la que impregna el trasfondo de la trama: ver, oír y callar, o tratar de huir en busca de una vida mejor. Como complemento, se observa la trama secundaria en El Salvador de otros personajes también afectados por estos grupos. Esa separación en otras historias, la cual ralentiza el ritmo y desvía algo la atención, sería uno de los pocos puntos negativos a decir del cortometraje. Aun así, son otros puntos de vista que complementan y enriquecen los efectos negativos de la situación en Centroamérica.

Nominado en 2019 a mejor cortometraje de ficción en los últimos Premios Goya, Maras ha recibido ahora en 2020 cuatro merecidas nominaciones a los Premios Fugaz, a dirección, dirección de producción, dirección de fotografía y maquillaje y peluquería, haciéndose con esta última. Su veterano director, Salvador Calvo, nominado y ampliamente conocido por su labor en series de televisión y ahora en el campo del largometraje por títulos como 1898, los últimos de Filipinas o la reciente Adú, no abandona el trasfondo de belicismo, en este caso social, ni el tono de denuncia y de crítica hacia la actitud de las autoridades españoles en su debut como realizador de cortometrajes. Un inicio en este campo con nota, todo sea dicho, merced sobre todo a un guion lineal, a cargo de Alejandro Hernández, con piezas y personajes que van encajando por sí solos y con los que se favorece la empatía, y a una fotografía en blanco y negro que, además de transmitir elegancia y clasicismo a la narración, recuerda al ambiente urbano y deprimido de la película francesa El odio y al cine clásico de mafias y de gángsters, los cuales esta vez no llevan trajes pero intimidan más si cabe con sus tatuajes y torsos desnudos.

Con un tono adusto, sin grandes estridencias ni efectismos, frío en ese sentido, y realista, parecido al documental pero manteniendo el formato de ficción, Maras es por lo dicho y sin duda alguna uno de los cortometrajes españoles más impactantes de los últimos años, ambientado en una guerra que todos los días se libra sin ejércitos ni cámaras de por medio y que sin problemas podría dar lugar a un largometraje. Una historia cotidiana de las que ocurren a ambos lados del océano y que, por desgracia, no sale en las noticias.

Por José Javier Martínez.