Consula aquí la crítica de «Maras», por Joseja Martínez
Consulta aquí el encuentro online con los miembros del cortometraje
Salvador Calvo es un director de Cine y Televisión, nacido en 1970 en Madrid. Su último trabajo en cine “Adú” se estrenó en los cines el 31 de enero con gran éxito de crítica y taquilla. En 2016 rodó su primera película “1898” obteniendo nueve nominaciones a los Goya, entre ellas la de director nobel. Entre sus obras destacan “El padre de Caín”, “Los nuestros”, “Niños robados”, “Hermanos”, “Alakrana” y “Motivos Personales”
¿Qué se encontrarán los que mañana asistan a la emisión online del cortometraje?
Una historia que al menos a mi me sacudió. Algo terrible que esta pasando hoy día. El drama de un país como El Salvador, con cifras escalofriantes como sus 13.000 homicidios al año y 36 muertes violentas al día en un territorio igual a la comunidad de Madrid. Como resultado, siete de cada diez salvadoreños desea abandonar su país, no encontrando asilo en ningún lugar del mundo por no provenir de un país en guerra.
¿Cuánto tiempo tardó su realización, desde la idea original hasta su estreno?
La verdad es que los tiempos fueron rápidos. La idea surgió de la colaboración con la comisión española de ayuda al refugiado mientras estábamos preparando la película “Adú”. Ellos nos ayudaron poniéndonos en contacto con emigrantes que habían logrado llegar a España desde África. A cambio nos pidieron el favor de que colaboráramos de alguna manera con la campaña que tenían este año sobre los refugiados de centroamérica. ¿Qué hacer? Lo que sabemos: contar historias. Manos a la obra, Alejandro Hernández escribió una historia apasionante a partir de los testimonios y vivencias reales que fue clave para ir sumando esfuerzos altruistas de mucha gente, consiguiendo un equipazo tanto artístico como técnico muy comprometido con el proyecto. Tengo que destacar la entrega de nuestro productor Javier Pons y la productora Globomedia que se volcaron en el proyecto. Así fue que con mucha imaginación y trabajo dimos vida en cuatro días a un suburbano “El Salvador” en pleno Madrid. El resultado esperamos que sirva para denunciar esta situación.
¿Qué fue lo más difícil en su creación?
Condensar cientos de historias que nos contaron las víctimas de la violencia de las Maras.
También lo fue recrear El Salvador con los medios de un cortometraje en Madrid en pleno agosto.
Cuéntanos una anécdota del rodaje.
Al ser un corto, no teníamos dinero para poder hacer las serigrafías de los tatuajes que llevaban los mareros los cuatro días que duró el rodaje, así que todo el equipo, desde producción, actores, atrezzistas hasta yo mismo ayudamos a maquillaje a pintar a mano los tatuajes. Todo un curro. Tengo que agradecer a los actores su entrega ya que fue trabajo de muchas horas.
No es que queramos hablar de dinero pero… ¿se puede saber su presupuesto?
Mucho y poco. Quiero decir que probablemente en el mundo del corto sea grande pero el proyecto era ambicioso, en cualquier caso, tanto equipo técnico, artístico, y alquiler de materiales fue gratis porque todo el mundo se involucró de manera altruista con la idea de denunciar esta situación. Fue muy bonito y realmente emotivo cuando lo estrenamos en la Academia de Cine con muchas de las víctimas de la violencia de las Maras, que han logrado escapar a nuestro país.
Dinos una frase para convencernos de que no nos lo podemos perder.
Creo que lo que cuenta es necesario que se sepa, esta gente necesita nuestro apoyo y ayuda. Hay que presionar a los gobiernos europeos para que cambien las leyes.
¿Dónde estabas y qué hacías cuando te enteraste de que el corto estaba nominado?
Si te digo la verdad, estaba en casa esperando atento que salieran las nominaciones. Por otro lado, donde iba a estar en estos tiempos de confinamiento, jeje.
Si el cortometraje se lleva algún Fugaz, ¿cómo lo celebrarás?
En estos días, lo mismo lo celebro con un zoom con parte del equipo, pero eso sí, con champán y mucha alegría.
¿En qué cambiará la creación y el consumo cultural tras el COVID19?
Está claro que se va a ver un mayor consumo en las redes de cultura. Esto hará que se democratice más y más, pero sinceramente yo espero que ese modelo pueda convivir con el cine, el teatro y la música en vivo. Hay algo mágico y muy especial en el acto de ir a ver una película a un cine o una obra al teatro o música en vivo en una sala de conciertos… algo que no se puede perder.
Dinos algo positivo que crees que sacaremos, como sociedad, de toda esta experiencia.
Creo que ha sido una lección de que se puede vivir con menos, y que lo realmente importante son otras cosas: la familia, los amigos… y que hay que cuidarlos.
Un libro para tener en la mesita de noche
León el africano” de Amin Maalouf
Una película que te inspiró para hacer películas
“La Misión” de Roland Joffe.
Recomienda una serie para ver en una plataforma de streaming
“Unorthodox” en Netflix
Y por último, dinos cuál es uno de tus cortos favoritos
“Madre” de Sorogoyen
Elige:
Palomitas o silencio en la sala
Depende de la película. No vería una de Haneke con palomitas, pero los Vengadores no los concibo sin ellas.
Oscar o Goya
Últimamente me gustan más los Goya
Buñuel o Berlanga
Buñuel
Saber y ganar o Pasapalabra
Pasapalabra
Almodóvar o Amenábar
Los dos son grandísimos pero me quedo con Amenábar que es amigo
Escribir o dirigir
Dirigir
Steven Spielberg o Martin Scorsese
Peter Weir
Esferificación liofilizada o potaje de la abuela
Potaje de la abuela
Trump o Gila
¿alguien ha elegido en este a Trump?
Patio de butacas o sofá y streaming
Patio de butaca, siempre.