Consulta aquí la entrevista con Borja Soler, director de «Mindanao».

Hace ya mucho tiempo que sabemos lo difícil que es lidiar con la corrupción generalizada de la clase política española. Hace ya mucho tiempo que denunciamos su existencia y ansiamos su desaparición, pero sigue ahí, y nos recuerda que hay un grupo reducido de personas que viven más allá del bien y del mal, actuando como si fueran dioses que se han desentendido de la realidad mísera de su país, teniéndose que enfrentar a ella tarde o temprano.

Fotograma cortometraje Mindanao, dirigido por Borja Soler

Fotograma cortometraje Mindanao, dirigido por Borja Soler

Esta realidad, como cualquier otra, acaba reflejada en la gran pantalla, y en los últimos años la hemos visto en filmes como El Reino (2018), de Rodrigo Sorogoyen, donde se narran las últimas horas en libertad de un político infestado por la podrida situación de su partido, que le abandona y le convierte en el chivo expiatorio de una trama muy parecida a la Gürtel. La película, angustiante y rápida en ritmo, abre el camino para abordar este tema en el medio audiovisual, siendo precisamente lo que sucede en Mindanao, nominado, entre otros, al premio Fugaz a mejor cortometraje. Dirigido por Borja Soler y con una duración cercana a los veinte minutos, narra también las últimas horas libres de Marisol, la alcaldesa de una ciudad levantina, cuyo destino oscila entre el exilio y la cárcel. Interpretada magistralmente por Carmen Machi, recuerda a Rita Barberá en apariencia y actitud, referencia que resulta muy oportuna, debido a la extraña situación que atravesaba el Partido Popular en el momento de su fallecimiento y el desprecio extendido con el que los propios compañeros la trataron en sus últimas horas de vida. Nominada al Fugaz a la mejor interpretación femenina, la actriz encarna este perfil y potencia, entre grandes toques de humor negro, los sentimientos de tragedia y arrepentimiento, reflejando una situación que seguro han atravesado varios de los altos cargos políticos del país envueltos en este tipo de tramas.

El corto muestra a la perfección la decadencia moral de las personas corruptas y comparte con la película de Sorogoyen la humanización de este tipo de personajes que, aun estando corrompidos por un sistema hediente, sufren y desean cambiar de vida, una vez que se les han acabado los privilegios. Ante esta situación de emergencia, la desesperación aumenta y la huida hacia adelante se convierte en la mejor opción, sin olvidar, y esto es lo verdaderamente importante de la historia, los momentos de inocencia perdidos y tan anhelados por estos personajes. La referencia a la inocencia se muestra aquí mediante recuerdos de infancia y a través del sentido del gusto, potenciador de reminiscencias aparentemente irrecuperables. En este caso, Marisol, que ha vivido varios años en las nubes, saboreando las mieles del éxito, entre crustáceos y mariscos, añora el sabor de un flash que solía comer en su niñez y que parece ser que, al igual que aquellos tiempos, se ha esfumado. Así, Mindanao nos muestra la cara humanizada de los políticos que han delinquido cuando son descubiertos y se visibilizan vulnerables, lo que supone un esfuerzo por parte del espectador a la hora de identificarse con ellos, ya que por un lado los rechaza, pero por otro entiende sus debilidades.

Fotograma cortometraje Mindanao, dirigido por Borja Soler

Fotograma cortometraje Mindanao, dirigido por Borja Soler

Es interesante observar la manera en la que al final del camino llegan a un momento de introspección en el que se dan cuenta de las consecuencias de sus actos, de que “se han equivocado mucho” y pretenden recuperar los pequeños placeres y momentos en los que todo lo que les ha conducido a su presente situación no existía. Algo parecido le ocurre a Michael Corleone en el Padrino III, cuando se arrepiente de su actividad criminal, al darse cuenta de que se ha convertido en un monstruo. El problema es que la inocencia es irrecuperable, se añora, se anhela, pero no vuelve, y ese recuerdo contrasta de forma violenta con la realidad actual de sus vidas, plagadas de excesos, traiciones y contactos interesados.

Por Marcos Jiménez González