Consulta aquí la entrevista con Jorge Muriel, director de «Lo efímero» 

No sabemos si, como dijo Stephen Hawking, Dios no solo juega a los dados con el universo, sino que a veces los arroja donde no podemos verlos. Entre otras razones, porque el concepto teológico en cualquiera de sus formas o nombres queda a merced de las creencias y a la fe de cada individuo de este pequeño planeta.

Pero que el azar, la casualidad, la fortuna -o infortunio- o simplemente lo que los anglosajones denominan “what if” está presente en nuestro día a día y en nuestra forma de percibir la realidad es innegable. Y, que en muchas ocasiones, dicha percepción no se limita a eventos actuales, sino que, consciente o inconscientemente, elucubramos en cuál hubiera sido el discurrir de nuestras vidas de haberse dado otros derroteros. Dicho en otras palabras: ¿quién no ha pensado alguna vez “qué habría ocurrido” o “cómo sería mi vida ahora si en aquél momento hubiese tomado otra decisión”?

Fotograma "Lo efímero"

Fotograma «Lo efímero»

Si en su anterior corto nominado al Goya ‘Zumo de limón’ las reflexiones sobre el paso del tiempo y la (auto)culpabilidad por los errores de la vida se personificaban y verbalizaban en el personaje de Seila Torcal, el director Jorge Muriel propone un más difícil todavía llevando algunos de estos elementos a una pirueta narrativa y cinematográfica a través de dos personajes y distintas épocas y edades, en un montaje no cronológico que puede desconcertar al principio pero que atrapa e hipnotiza después.

Cada gesto tiene un significado. Cada mirada es una carga de profundidad. Cada fotograma de ‘Lo efímero’ emana sensualidad, sentimiento, éxtasis y amargura. Ese roce se siente. Este cortometraje respira, ama, siente y vive, al igual que sus dos protagonistas a lo largo de sus largas vidas condensadas en apenas veinte minutos de duración. Es, sin apenas diálogos, un canto a la vida y un cuento sobre la fugacidad de la misma.

Ni qué decir tiene que la propuesta es arriesgada, pero Muriel sale más que airoso de la misma gracias no solo a su destreza como realizador, sino a la sobresaliente estructuración del guion -firmado por el propio director- , al montaje de Bernardo Moll, a la fotografía de Almudena Sánchez y a la música de Iñaki Rubio como pilares estructurales de una obra tan sobrecogedora como conmovedora, que despierta una chispa en las mentes y arrulla los corazones.

Si el cine es sentimiento, ‘Lo efímero’ es puro cine.