Consulta aquí la entrevista a Jordi Capdevila, director de «Hawaii»
Consulta aquí el encuentro online con los miembros del cortometraje
A veces es más fácil evadirse que tratar de afrontar la realidad, especialmente cuando confraternizan y se alían dos de nuestros peores enemigos: el paso del tiempo y nosotros mismos, con nuestros miedos e inseguridades. Hawaii es el melancólico refugio del pasado del que no puede escapar el protagonista del cortometraje homónimo, Pedro, un taxista veterano y retirado incapaz de afrontar la pérdida de su vehículo y de su modo de vida durante tantos años. Una tragicómica y entrañable historia con la que es fácil empatizar.
Interpretado por el nominado a mejor actor en los Premios Fugaz Albert Pérez, el cual hace un trabajo sobresaliente en acercarnos los miedos, inseguridades y felices recuerdos de un desdichado y solitario trabajador, nuestro protagonista hará lo imposible por resistirse a los realistas y necesarios esfuerzos de su hija, interpretada por Aina Clotet, para hacer que afronte la inevitable venta de su taxi con todas sus consecuencias.
Otras de las nominaciones de este cortometraje reconocen la fantástica labor del equipo de rodaje y producción detrás de las cámaras, encabezado por su realizador Jordi Capdevila, quien con su ópera prima se ha visto recompensado con su candidatura a mejor dirección novel. Con planos sencillos pero bien elaborados es capaz de llevarnos a través de la historia personal de Pedro, en sus miradas, suspiros y recreaciones de tiempos mejores.
Las otras tres nominaciones, para un total de cinco, que ha recibido este cortometraje, reconocen el trabajo de elaboración de ese gigantesco y hermoso póster de Hawaii que podemos disfrutar en el garaje – mejor dirección de arte-, así como al vestuario y a la tonalidad de los diferentes planos en los que se muestra a una persona mayor, que vive sola y que no se acostumbra al transcurso del tiempo – mejor vestuario y mejor dirección de fotografía-, uno de los grandes dramas de nuestra sociedad actual.
En definitiva, estamos ante una historia con un guion eficaz a la hora de acercarnos al perfil del protagonista, ágil y capaz de hacernos desear que las circunstancias finales fueran otras, más parecidas a las de ese idílico y metafórico Hawaii que todos recordamos, con el que todos soñamos y al que todos querríamos volver alguna vez.
Por José Javier Martínez