Consulta aquí la entrevista a Diego Puertas, director de «Pozo»

Consulta aquí el encuentro online con los miembros del cortometraje

En los últimos años, se ha extendido dentro del género de terror un subtipo de obras que juegan con el espacio y que se centran principalmente en el entorno, la atmósfera y las sensaciones de opresión y angustia que tratan de transmitirse con más o menos éxito en el espectador. A gran escala, en espacios abiertos como el de una vivienda o una ciudad rodeada de sombras y sucesos siniestros, al estilo de Hereditary o La bruja, o a pequeña escala, en lugares en los que cuesta respirar y de los que no parece haber escapatoria, como puede ser el fondo de un Pozo, título del cortometraje que nos ocupa.

Fotograma de Pozo, de Jorge Cabrera

Fotograma de Pozo, de Jorge Cabrera

Este cortometraje, a medio camino entre el mencionado terror y el thriller, en opinión personal una mezcla conceptual entre Buried y Hard Candy, es la prueba de que de manera minimalista y con pocos recursos puede hacerse algo interesante y capaz de mantenerte en tensión el tiempo necesario, aprovechando los cambios de cámara y los diferentes puntos de vista horizontales y verticales. Su director, Diego Puertas, consigue así un cortometraje intenso y eficaz, directo y tenso, como un puñetazo a la conciencia en el momento en que empieza, conforme se desarrolla y en mayor medida al momento de terminar, y en el que la atmósfera en efecto resulta opresora y turbia.

De corta pero justa duración, el metraje se centra en la interpretación del actor Jorge Cabrera, quien se echa la acción a la espalda cuando su personaje se despierta encerrado en el fondo de lo que parece ser un pozo de piedra del que no hay escapatoria aparente. Tanto en la descripción que se realiza del personaje como en la actuación descarnada y sentida de Cabrera, la cual es recompensada con la única nominación del corto en los premios Fugaz, se observan matices que enganchan y hacen más atractiva la historia hasta el momento en que nos hacen cambiar la perspectiva y removernos por dentro conforme el guion, sencillo y bien llevado, gira hacia el angustioso final. 


Pozo resulta ser, por tanto, un suspense eficaz, una asfixiante muestra de terror y otra muestra más de que hay luz al final del pozo para la creatividad del cortometraje de género en España. 

Por Joseja Martínez.

Cartel de Pozo

Cartel de Pozo