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Una mujer va a coger un avión, su novio llega a tiempo para hablar con ella pero tendrá que hacerlo a través de un cristal que los separa. La a priori simple premisa del trabajo escrito por Inés Pintor y Pablo Santidrián te atrapa durante sus 9 minutos de extensión a la vez que consigue visibilizar y concienciar sobre el maltrato psicológico.
Este cortometraje representa un paso adelante, un viraje en la vida de Bárbara que ya no tiene marcha atrás. La figura del cristal que los separa, que es casi un personaje más, también cobra mucha fuerza en esta historia. Bárbara ha tomado por fin la decisión de escapar de esa situación que lleva mucho tiempo atrapándola, pero el hecho de que haya un cristal por medio ayuda a soltar todo lo que lleva dentro sabiendo que ya es pasado, que lo que hay al otro lado del cristal es lo que deja atrás y que no tiene miedo.
Este trabajo nos trae una forma de explicar el maltrato psicológico de una manera distinta, sin ahondar en el dolor o la debilidad de la protagonista. El sufrimiento que ha pasado lo vemos únicamente través de sus palabras, sin embargo la interpretación de Ana Polvorosa nos traslada a cada uno de esos momentos de una forma suave, como una caricia pero que te da un puñetazo de realidad. Poco a poco el cortometraje de Pintor y Santidrián te va cogiendo el corazón y lo que al principio parecía una simple ruptura cobra mucha más entidad. Es una historia de reafirmación, ella dice lo que tiene que decir y cuando él va a excusarse ella ya no quiere saber nada más, para ella esa historia ya ha acabado. Está a tan sólo unos centímetros de él pero realmente ya está muy lejos.
En cuanto a las interpretaciones, Ana Polvorosa está simplemente excepcional y desde la sutileza y sencillez nos hace ver en sus ojos todo lo que ha pasado en su relación y casi podemos hasta vivir todos esos momentos en los que él la machacó. Por su parte Mikel Esparbé dibuja a un maltratador a través de sutiles actos, respiraciones, miradas y rabia contenida. Un maltratador real y que consigue tu desprecio sin necesitar gran cosa.
El guion está perfectamente estructurado para introducir la historia poquito a poco sin que sepas qué es lo que va a ocurrir para después ir metiéndote en el sufrimiento de la protagonista hasta terminar con dos grandes réplicas de Bárbara, «¿por qué yo amo a quien me destruye y por qué tú destruyes a quien dices amar?»
Los planos oníricos se suman a la historia con una estética preciosista y muy cuidada.
La canción final es el envoltorio perfecto para el regalo que es «A quien dices amar» continuando con la reflexión que deja la historia en el espectador.
Un corto con compromiso social que ayuda a visibilizar un problema tan, por desgracia, habitual en nuestra sociedad como es el maltrato psicológico. Un problema del que muchas veces ni somos conscientes y que dejamos pasar por alto sin saber el daño que hace. Sin duda alguna «A quien dices amar» consigue dejarte con la idea que quiere transmitir en la cabeza.
Por Raquel Martín