Charlamos con José Tomé, ganador del Premio Fugaz a mejor sonido por Bailaora. Todo el sonido de este icónico cortometraje, que bien podría ser de culto, ha sido diseñado en una sala de postproducción. Como no tiene diálogos, el sonido es, entre otros elementos, una pieza clave para contar la historia. ¡Mira la entrevista a José Tomé! 👇

entrevista jose tome

⚠️ ALERTA SPOILERS ⚠️

Un testigo de la evolución tecnológica del sonido 🎙️

 

«Pude emitir mis primeras experimentaciones sonoras con un pequeño sampler traído de Andorra que permitía capturar 10 segundos y cambiar el pitch»

 

He leído que con 17 años montó una emisora de radio «desde la antena hasta los micrófonos». ¿Lo suyo es pasión, obsesión, profesión… u otra cosa? ¿qué le gusta tanto del sonido?

Bueno, cuando tenía 17 años me cansé de estar sentado toda la tarde en el banco del barrio, así que comencé a meterme en diferentes actividades hasta que llegué a un centro cultural ocupado de mi barrio en Vallecas.

Como tenía conocimientos de electrónica, me gustaba la música y además era radioaficionado de CB, un día me abrieron un cuarto con un montón de equipo almacenado y me dijeron que si sabría montar una emisora de radio y así lo hice. Fue una gran experiencia y aprendí mucho con ella.


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Pude emitir mis primeras experimentaciones sonoras con un pequeño sampler traído de Andorra que permitía capturar 10 segundos y cambiar el pitch. Su calidad era bajísima pero aún disfruto recordando su sonido.

Tras varios años de vida y programas dirigidos por la gente del barrio, el Ayuntamiento de la Comunidad de Madrid decidió desalojar el Centro Cultural Pablo Neruda de Palomeras y derribarlo. Ahora hay un huerto urbano en el solar.

Cuando recogió el Fugaz, dijo que no se lo esperaba. ¿Tanta calidad hay en España?

Sí, hay grandes profesionales. En la edición anterior de los Premios Fugaz (2018) también estuve nominado y el nivel ya era bueno, pero este año ha sido muy alto. Entre los proyectos seleccionados a mejor sonido se podían contar varios premios Goya e internacionales, además de una larga trayectoria de largometrajes destacables. Estar seleccionado ya era un motivo de orgullo.

José Tomé nos explica cómo comunicar con sonidos 🔉

 

«Trabajar en audiovisuales sin diálogos te convierte en el transmisor de las ideas no pronunciadas»

 

¿Qué retos tiene trabajar con audiovisuales sin diálogos como Bailaora? ¿es más fácil, más difícil? ¿le otorga más libertad, le da más trabajo?

Trabajar en audiovisuales sin diálogos tiene dos filos. Por una parte, tienes mucha más libertad en la creación de un espacio sonoro protagónico, rico y complejo, lleno de matices, pero también te conviertes en el transmisor de las ideas no pronunciadas.

Esto es complejo y exige elementos que el espectador pueda sentir, más que reconocer. Si además lo unes a mi visión del trabajo sonoro en el que intento escapar de lo evidente y redundante, resulta trabajoso.


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Dentro de la iglesia hay varias secuencias de sonidos: los soldados marcando el ritmo de la danza de la bailaora, los ruidos de los niños… ¿esto se considera composición musical -BSO- o edición de sonido?

La separación entre música y sonido es algo que se va debatiendo desde los inicios del cine. Yo prefiero, particularmente, difuminar las fronteras entre música y sonido y que no se sepa muy bien si es algo compuesto o algo diseñado o, simplemente, forma parte del ambiente del espacio.

Basándome en esa idea, hicimos varias reuniones entre el compositor, Juan Carlos Casimiro, y el director, Rubin Stein, para ver cómo hacíamos toda esta conexión. El resultado es el que se puede escuchar: hay atmósferas que, unas veces, parecen efectos y otras, parecen música. Igualmente, hay músicas que, unas veces, son completamente musicales y, otras, pueden parecer efectos o atmósferas.

Sonorizar la realidad partiendo de cero 🔕

 

«Todo lo que se escucha en Bailaora ha sido creado o añadido posteriormente»

 

¿El eco dentro de la iglesia es real o añadido? Lo pregunto porque tiene que ser difícil grabar sonido en determinados espacios, ¿no?

Bailaora no se grabó con sonido directo. Todo lo que se escucha ha sido creado o añadido posteriormente. Si hubiéramos tenido sonido directo nos habríamos enfrentado a diferentes cantidades de reverberación, eco, ecualización, nitidez, plano sonoro y ruidos externos que tendrían que haberse solucionado posteriormente. No podemos saber si el resultado habría sido mejor o peor, sí muy diferente.

Gracias al sonido, una piedra de corcho puede sonar como un pedrusco de granito. Seguro que en Bailaora hay algún ejemplo curioso de esto, ¿lo recuerda?

Los ejemplos más claros se encuentran en los sonidos de la niña bailaora. No sé si has tenido oportunidad de golpear con el pie desnudo un suelo macizo de piedra, el sonido que esto produce difícilmente hace retumbar una iglesia al igual que tampoco lo haría el crujido de los huesos de la muñeca.

Todos son sonidos diseñados que parten de las grabaciones realizadas junto a Juan Egoscozábal al hacer los efectos sala o con la bailaora profesional Noemí Luz que dobló el sonido de los pies de la niña cuando baila y se mueve.

¿Hacia dónde va, técnicamente, el sector del sonido ahora mismo? ¿hay alguna novedad que le gustaría implementar en un audiovisual o algo que le gustaría hacer especialmente?

Siempre tengo ideas que me gustaría probar, muy relacionadas con la transformación del lenguaje y el abandono de sonidos que han sido usados en exceso.

En el plano técnico, todo transcurre actualmente bajo el concepto inmersivo. Parece algo nuevo pero, en realidad, desde el punto de vista emocional, es lo que el sonido lleva haciendo a lo largo de la historia. La diferencia es que ahora se crea sobre el oyente una semiesfera sonora (que algún día será una esfera) en los cines o en los hogares que se lo pueden permitir.

Todo es más fácil y ecológico cuando se usa el sonido estéreo 3D para la escucha por medio de auriculares pero la exhibición va por otro camino.

José Tomé sobre cortometrajes y sonido 🎚️

 

«Para mí, la creación es expresión y riesgo, la necesidad de recorrer caminos poco transitados o crear nuevos»

 

Todas las personas con las que hablo intuyen más implicación en el formato corto que en otros formatos. ¿Cómo lo ve usted?

Ciertamente, el formato corto siempre necesita de mucha implicación. Si dejamos a un lado las limitaciones económicas habituales de los cortometrajes, nos queda otro gran escollo: a los festivales les llegan cientos de cortometrajes todos los años y resulta realmente difícil destacar entre los demás.

Este es el motivo por el que tienes que usar muy bien todos los recursos a tu alcance para que el proyecto crezca y enganche rápidamente al seleccionador y posteriormente al público. Para conseguirlo necesitas tiempo y cariño.

En el cortometraje, muchos profesionales se toman licencias que no podrían tomarse en otros formatos. Hablo de finales abiertos, iluminaciones arriesgadas, planos extraños… A lo mejor en el sonido no se puede arriesgar tanto, ¿o sí?

Rubin Stein y yo debatimos mucho sobre estética, ritmo y emoción cuando realizamos un proyecto. Él siempre ha creído en mis planteamientos y me ha dado carta blanca para realizarlos.

En mi trabajo siempre intento tomar todos los riesgos que puedo y crear un espacio sonoro particular para cada historia. Para mí, la creación es expresión y riesgo, la necesidad de recorrer caminos poco transitados o crear nuevos. Cuando sucede, el resultado es gratificante.


¿Que te parece nuestra entrevista con José Tomé?

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