Entrevistamos a Alejandro Espadero, director de fotografía de la trilogía Luz y Oscuridad, dirigida por Rubin Stein. Bailaora, cortometraje que cierra la serie, ha ganado el Premio Fugaz a mejor dirección de fotografía por su manera de captar la oscuridad 👇

entrevista alejandro espadero

Alejandro Espadero durante un rodaje

⚠️ ALERTA SPOILERS ⚠️

El cierre de una trilogía en blanco y negro ⚪⚫

 

«Como director de fotografía, el hecho de trabajar apenas sin luz era muy atrayente»

 

Parece que conoce usted la coreografía de la iluminación al dedillo, ¿es más de bailar lento o le gusta venirse arriba?

Yo soy más de bailar lento. Siempre he pensado, y así me gusta hacerlo, que la luz debe estar al servicio de la historia y no al revés aunque, de vez en cuando y siempre que la historia lo requiera, me gusta venirme arriba y hacer alguna que otra locura tanto con la luz como con la cámara.


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¿Qué le motivó a sumarse al proyecto de Bailaora?

Conozco a Rubin, su director, desde que rodamos Tin y Tina -el primer corto de esta trilogía- y, cuando me llamó para decirme que tenía una nueva historia, no me lo pensé ni un segundo.

Con Rubin nada es sencillo ni al uso: todo requiere una gran concentración y siempre es un reto afrontar un proyecto suyo. Como director de fotografía, el hecho de trabajar apenas sin luz y, como ya hicimos en Nerón, era muy atrayente.

¿Por qué Bailaora es completamente en blanco y negro?

Bailaora es el tercer corto de la trilogía Luz y oscuridad que comienza con Tin y Tina, al que sigue Nerón y acaba con Bailaora. El blanco y negro no es algo elegido al azar, sino que está muy meditado.

A lo largo de toda la trilogía se habla del concepto de Alma y, qué mejor manera de representar el alma visualmente, que a través de luces y sombras. Además, cada cortometraje de esta trilogía pretende ser una historia atemporal y la mejor manera para conseguir esa atemporalidad es extrayendo el color de la imagen.

Alejandro Espadero y el reto de captar la oscuridad 💡

 

«Trabajar con Rubin Stein siempre es emocionante y hace que saques lo mejor de ti mismo»

 

Los planos dentro de la iglesia tienen una iluminación muy dura, incluso tétrica, que contrasta con lo pintoresco de la escena. Si le digo la verdad, esperaba zombies en vez de niños.

La estética de claroscuros es uno de los conceptos que se ha trabajado a lo largo de toda la trilogía, en la que cada historia ha sido un gran reto a afrontar, ya que se planteaban como un proceso evolutivo de la imagen.

En Tin y Tina se habla de la pintura y es por esta razón que, en puesta en escena, la cámara apenas se mueva y sea un plano secuencia con muchos cambios de iluminación que supuso un gran reto para mí, el equipo de eléctricos, cámara y maquinistas, ya que el movimiento viene dado por otros movimientos dentro del marco de la imagen.

En Nerón hablamos del siguiente paso evolutivo de la imagen: la fotografía. De ahí que el inicio sea una fotografía ardiendo y toda la historia gire en torno a la confianza o desconfianza que nos puede dar ese instante capturado en una fotografía. Aquí el reto era el de fotografiar la oscuridad, ya que el 90% está iluminado con la luz de una cerilla.

Y Bailaora atiende a la evolución de la fotografía hasta que los 24 fotogramas por segundo la convierten en cine. De ahí que empiece con una imágenes de archivo cinematográfico, toda la puesta en escena sea completamente visual y se prescinda de los diálogos para hacer una obra casi muda basada en imágenes en movimiento. De nuevo, el reto de captar la oscuridad es aún más grande en un lugar tan amplio como es la iglesia.


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¿Cuál fue el mayor reto al que se tuvo que enfrentar?

Trabajar con Rubin siempre es emocionante y hace que saques lo mejor de ti mismo. Es un director muy exigente, pero a la vez muy generoso, ya que te nutre de referencias para poder entender el proyecto y afrontarlo con total seguridad.

El reto más grande al que tuve que enfrentarme fue trabajar con la única luz de las linternas en un espacio tan grande como la iglesia, estética que choca de pleno con la de los exteriores luminosos del pueblo. Además, teníamos la dificultad añadida de no tener diálogos, con lo que cada plano tenía que contar nuestra historia por sí solo.

He de decir que, para ello, conté con un equipo de cámara tanto humano como técnico y eléctricos que hicieron que todo fuera más sencillo. Había que tomar decisiones bastante importantes que, gracias a que nuestro DIT era también nuestro colorista, fueron más sencillas, ya que podíamos tomarlas sabiendo lo que íbamos a poder hacer después en etalonaje.

Alejandro Espadero y la técnica 🎥

 

«No creo que la gente haya dejado de tener en cuenta una buena iluminación»

 

Cada vez vemos cámaras más pequeñas que permiten grabar cositas decentes con poco presupuesto, ¿cree que una buena iluminación es un factor diferencial entre lo amateur y lo profesional o cree que los espectadores han dejado de tenerla en cuenta? Se lo pregunto porque he visto escenas de cortometrajes premiados grabadas con un móvil que no tenían ni un Lastolite.

Yo creo que se confunde el concepto de dirección de fotografía con el de iluminación. La dirección de fotografía es mucho más que eso, pues hay películas que apenas tienen medios y son auténticas joyas.

entrevista alejandro espadero

Parte del equipo de Bailaora

Es muy importante saber qué cámara e iluminación, así como qué maquinaria, usar o no. Todo eso, unido a un buen trabajo de preproducción junto al director, el director de arte, vestuario, etc., hacen que una película sea lo que es. Pienso que con cámara pequeña, sabiendo cómo se comporta y trabajando la luz para esa cámara, se pueden hacer grandes trabajos.

Por supuesto, mientras mejor sea el equipo con el que cuentes, más calidad tendrá el material que rodemos. A la hora de afrontar un proyecto, no pienso en si voy a hacerlo con una cámara mejor o peor para hacer una iluminación mejor o peor. La idea es hacer siempre la mejor iluminación y capturarla con la cámara que tengamos.

No creo que la gente haya dejado de tener en cuenta una buena iluminación, pero sí es verdad que hay gran facilidad de acceso a una cantidad ingente de audiovisual que hace que se vea de todo.

Esta entrevista a Alejandro Espadero se nos ha ido un poco a lo técnico, pero bueno: ¿utilizó mucho equipo de iluminación?

Como el “reto” era rodar con la mínima luz posible, una razón era la de conferir a la historia un mayor realismo y, de este modo, hacer que el espectador se adentrase en ese mundo de claroscuros del alma del que hablaba antes. Otra razón para no hacer grandes esquemas de iluminación es que rodábamos con niños, con los que me gusta ser práctico y no obstaculizar el rodaje con demasiada técnica.

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Fotograma de Bailaora

Rodar este corto, al igual que Nerón, con tan poca luz, no habría sido posible si no hubiéramos contado con una cámara y ópticas capaces de capturar la oscuridad. Para ello usamos la Panasonic Varicam LT y unas ópticas Ultraprime.

Una carrera muy unida al cortometraje 🏃‍♂️

 

«Un corto o una publicidad son como un sprint y un largometraje es como una maratón»

 

¿Cómo de importante es para usted que un director de fotografía haya sido eléctrico con anterioridad?

No es algo que tenga que ser primordial para poder hacer un buen trabajo como director de fotografía, si bien es cierto que te hace conocer los materiales con los que iluminar y trabajar la luz.

A mi parecer, un director de fotografía que ha pasado por los escalafones del equipo de cámara y luces siempre sabrá mejor cómo funciona y le será práctico. Pero como digo, no creo que sea esencial.

La mayor parte de su trayectoria audiovisual ha sido con el cortometraje: ¿hay diferencias entre iluminar un corto e iluminar un largo?

A la hora de afrontar la iluminación de un cortometraje o un largometraje, la única diferencia suele ser el tiempo y el dinero con el que se cuenta para llevarlo a cabo. Un corto o una publicidad son como un sprint y un largometraje es como una maratón.

La dificultad de un corto radica en el poco tiempo, tanto de rodaje como de metraje, con el que se cuenta para poder hacer una tratamiento de la luz y la cámara. Ésa es la virtud que tiene un largometraje: que tienes tiempo para poder llevar a cabo una narrativa lumínica más cuidadosa, pero a su vez tienes el reto de mantener un raccord y una estética durante varias semanas.


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