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Fotograma provisional de ‘Umbrellas’

Financiar un cortometraje no es una hazaña menor para aquellos intrépidos que quieren contar su historia en fotogramas. La primera idea que suele venirse a la cabeza es la de las ayudas públicas, otra muy recurrente es la del apoyo de las marcas comerciales. Pero hay otros caminos, como las campañas de crowdfunding, que permiten -o no- que los proyectos de los cineastas salgan adelante.

Por qué recurrir al crowdfunding para financiar un cortometraje

 

El planteamiento del micromecenazgo permite a cualquier emprendedor con una idea conseguir financiación para llevarla a cabo. A través de unas páginas web que habilitan un espacio para exponer la acción y hacer un seguimiento de la colecta, los interesados pueden aportar su granito de arena para que la iniciativa pueda, como mínimo, zarpar.

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Post en Facebook del crowdfunding de ‘Dos Lunas’

Guillem Gutiérrez ha iniciado una campaña de crowdfunding para su cortometraje Dos Lunas, una historia sobre la soledad y el perdón. «A la hora de financiar un proyecto audiovisual mediante ayudas del estado las complicaciones llegan de diez en diez», ha asegurado Guillem, para el que es su segunda campaña de micromecenazgo.

También es la segunda iniciativa de recaudación popular para Joel Delgado, con la que quiere financiar su corto de terror Deus in Absentia: «creo que es una forma de financiación que, aunque es complicada, sí puede cambiar el futuro de la producción audiovisual».

Teaser de ‘Deus in Absentia’

Pero el desarrollo de este tipo de campañas no es sencillo. José Prats y Álvaro Robles han impulsado una colecta para costear su cortometraje Umbrellas, que ya llevaba cuatro años en preproducción: «no es tan fácil como lanzar la campaña y reclinarse en la silla, hay que moverse mucho más. Además de vídeos y material gráfico, hay que tener un plan de medios que incluye enviar notas de prensa».


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Crowdfunding y cortometraje: ¿funciona?

 

No es de extrañar que esta propuesta sea tan atractiva para los impulsores de proyectos culturales, que en muchos casos encuentran realmente difícil sacar rédito de sus trabajos, en ocasiones siquiera salir de los números rojos. Pero, ¿realmente funciona? ¿consiguen esos objetivos que pueden solucionar el reto básico de la financiación?

crowdfunding cortometraje

Fotograma provisional de ‘Umbrellas’

Algunos proyectos han funcionado mejor que otros. Los directores de Umbrellas han asegurado que su campaña ha sido un éxito y que les ha reportado un 25% más de la meta que plantearon inicialmente. Sin embargo, la colecta de Dos Lunas no ha sido tan exitosa: «en mi primer crowdfunding conseguí el objetivo, pero en éste la cosa se está atascando. Creo que la financiación de este tipo no está ahora mismo en su mejor etapa», ha afirmado Guillem.

Debido a esta dificultad en las colectas de micromecenazgo, muchos realizadores prefieren diversificar las fuentes de financiación. A Joel –Deus in Absentia– sí le ha funcionado, aunque ha reconocido que «no hemos financiado todo con crowdfunding, sino que gran parte de la producción está basada en el aporte de los miembros del equipo en forma de material. En este sentido también nos ha ayudado nuestra universidad».

Aprende cómo se produce un cortometraje desde 1€

 

Convertirse en micromecenas tiene algunas recompensas que dependen del proyecto pero, ¿cuánto cuesta? José y Álvaro –Umbrellas– establecieron un mínimo de 1€ y un máximo de 8.500€: «aportar la cantidad máxima convierte al micromecenas en productor asociado, lo que le permite incluir en el corto, por ejemplo, el logo de su marca».

Sin embargo, no es necesario hacer un desembolso tan importante para obtener determinadas recompensas. Dependiendo de la cantidad, José y Álvaro ofrecen libros digitales con todo el material del corto, libros de coloreado, tazas o camisetas. Joel –Deus in Absentia– recompensa a sus mecenas con carteles, DVDs, guiones firmados o apariciones en los títulos de crédito: «suelen ser recompensas muy populares».

Fragmento de la banda sonora de ‘Deus in Absentia’

Guillem –Dos Lunas– ofrece algo atractivo para los interesados en la industria cinematográfica: «poder ver todas las versiones por las que va pasando el montaje, que gente que no está tan metida en los procesos creativos vea cómo va mutando un proyecto de este tipo, creo que se pueden aprender cosas muy interesantes».


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Qué hacer tras la campaña

 

Los resultados de la colecta digital definen las posibilidades finales de la producción. Eso sí, los entrevistados cuentan que llevar a cabo el proyecto no depende totalmente del crowdfunding.

Material promocional de ‘Dos lunas’

Guillem –Dos Lunas– ha asegurado que está «pensando en cómo hacer posible el proyecto aún sin el dinero que pensaba que podía costarme; creo que es muy importante nunca darte por vencido y si realmente crees que tienes una historia que contar, hacerlo de todas formas. Aunque sea rodarla con un teléfono -que es lo que estoy pensando hacer-».

A José y Álvaro –Umbrellas– el crowdfunding les ha salido bien y han alcanzado metas ampliadas, recursos que quieren invertir en distribución. Cumplir los objetivos les permite mejorar «aspectos técnicos que marcan la diferencia, como el rebote de la lluvia o de la luz o unas sombras más trabajadas». Para ellos, la guinda del pastel sería la banda sonora: «si hubiéramos conseguido más, nos habría encantado grabarla con una orquesta», aseguran.

En definitiva, como sucede con otras disciplinas culturales, crowdfunding y cortometraje se dan la mano para posibilitar la expresión artística a través del séptimo arte. A veces, de forma satisfactoria; otras, de manera humilde, pero es indudablemente una manera excelente de involucrar a los espectadores en la producción de un formato, el cortometraje, que cada día aglutina más adeptos.