Todos sabemos que la adolescencia es un período difícil, una etapa vital, llena de inseguridades, donde se va conformando la propia personalidad y en la que se va dejando atrás la infancia y los jóvenes se van asomando al mundo de los adultos. En ocasiones, este proceso no es gradual y los problemas del mundo de los adultos son transferidos hacia la cándida e inexperta realidad del adolescente con toda su virulencia y crudeza, con todas las facetas oscuras de crueldad y maldad que se esconden  en los tenebrosos recovecos de la naturaleza humana, y que ya algunos jóvenes cachorros adelantados van haciendo aflorar, poniendo en práctica con sus semejantes algunas bajezas complementadas con sus vanguardistas conocimientos tecnológicos, con el objetivo de adaptarse mejor a la desalmada sociedad ultracompetitiva que les espera. La estupefacción de algunos espíritus sensibles en crecimiento ante la cruda realidad que les muestra el mundo de los adultos y sus problemas añadidos se encuentra en demasiadas ocasiones con la pasividad, minusvaloración, incomprensión e incluso condescendencia de quienes deberían velar por que el proceso fuera lo menos traumático posible.

Fotograma de "Cómplices"

Fotograma de «Cómplices»

El título de este cortometraje es suficientemente explícito respecto a la opinión de su director sobre este asunto. Ya desde el primer travelling se sitúa e introduce al espectador en la tremenda realidad que sufre la protagonista de esta historia, basada en un hecho real. En un ejercicio de concisión brillante se define su entorno socio-económico y familiar: esforzada familia de clase obrera, agobiada por el problema del paro, por las deudas económicas y por una amenaza de desahucio. En este estado de alarma existencial, los problemas de aceptación de una adolescente por parte de algunos supuestos compañeros de su clase en el instituto pueden parecer intrascendentes. Desde siempre, los problemas de los adultos, han sido y son más “serios” e ”importantes” que los de los mozalbetes. Este mensaje emitido desde una responsable de una institución educativa puede resultar devastador.  La frustración e impotencia de la protagonista va adquiriendo tintes de pesadilla a través del uso de desenfocados y  planos en los que aparecen  puertas y ventanas con barrotes que ilustran su cárcel particular. La transmisión de la sensación de agobio, de ahogo, de claustrofobia, es efectiva, está totalmente conseguida, a través de unas inteligentes elipsis donde predominan, como elemento introductorio, las puertas que se cierran:  la puerta del despacho de la directora del instituto se cierra, no solo en sentido físico, y da paso al interior del coche del tío, a la amenaza doméstica, al fuego amigo. Los planos del columpio en el parque infantil sirven como metáfora perfecta del fin de la inocencia, del fin de una etapa que ya nunca se volverá a recuperar, del fin de la estancia en un idílico lugar que nunca se volverá a visitar.  La utilización del montaje por acciones paralelas, situación en el hogar- situación en el instituto, sigue favoreciendo el incremento de la tensión hacia el clímax final, que es resuelto de forma elegante a través de planos detalle y del sonido en off.

Cartel del cortometraje "Cómplices"

Cartel del cortometraje «Cómplices»

El corte a negro y el silencio final invitan a una profunda reflexión y favorecen la articulación del grito desesperado de denuncia que representa este destacado cortometraje, que gracias a las excelentes interpretaciones de sus actrices y actores, Paula Gallego como la adolescente protagonista, Elena González en el papel de madre, y Pepe Viyuela y Miguel Rellán, en los de  padre y tío respectivamente, dotan a esta cinta de una credibilidad, hondura y realismo que consigue trasladar al espectador sentimientos y emociones que lo transportan al interior de esta opresiva historia, la cual es un ejemplo de una asignatura pendiente  que tiene nuestra sociedad, que, desgraciadamente,  se repite de generación en generación y que todavía sigue dando titulares en la sección de sucesos de las noticias.